Me gustaría expresar mi agradecimiento al Sr. Eduardo Escobar Marín, Embajador Extraordinario Y Plenipotenciario de Chile en la Federación de Rusia y al Sr. Patricio Ernesto Cifuentes Araya, Consejero de la Embajada de Chile en la Federación de Rusia, por la invitación a la Embajada de Chile y el tiempo que me dedicaron en nuestra entrevista personal.
P. S. La foto con Don Patricio no es muy formal porque además de ser un gran profesional en el área de Relaciones Internacionales es mi alumno y amigo, un hombre cordial siempre dispuesto a ayudar en cualquier apuro. Y sabe eligir y regalar muy buenos libros. Por eso aquí os dejo algunas líneas del famoso poema “La oración de la maestra” de Gabriela Mistral, la primera ganadora del Premio Nobel de Literatura de América Latina. Además de poeta, ella fue una destacada profesora tanto en su Chile natal como en el exterior.
“¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra.
Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes.
Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren. No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las que enseñé… “.
P.P.S. Ese oficio nuestro nunca ha sido fácil. Especialmente en nuestra época de la crisis total en el sistema educativo…